¿Cuánto influye tu peso en el riesgo cardiovascular?
Comprende cómo influye tu peso en el riesgo cardiovascular. El sobrepeso aumenta el riesgo de enfermedades como infartos y accidentes cardiovasculares
Los mensajeros químicos que fluyen por la sangre ayudan a controlar el apetito. Entender cómo funcionan puede arrojar luz sobre el papel de la biología en la regulación del peso y explicar por qué se necesitan intervenciones que aborden los procesos biológicos subyacentes para tratar eficazmente la obesidad.
No decidimos tener hambre o estar llenos después de una comida, ¿verdad? Solo sentimos una de esas sensaciones a su debido tiempo y luego seguimos con las acciones pertinentes.
Tampoco podemos comprender por qué preferimos una tableta de chocolate en lugar de una manzana verde para un snack a última hora de la tarde, cuando por la mañana teníamos la firme intención de perseverar con las opciones saludables.
Por lo tanto, si nuestro comportamiento alimentario y nuestras
elecciones de alimentos no están totalmente bajo nuestro control
consciente y a veces van en contra de nuestras intenciones, ¿cuáles
son las otras fuerzas en juego? ¿cómo funcionan y por qué a menudo
parecen arruinar nuestros planes?
“La necesidad de encontrar combustible para generar energía es un
profundo impulso dentro de la biología de todos los organismos vivos:
todos necesitamos alimentos para sobrevivir. Por lo tanto, no es
sorprendente que nuestros cuerpos tengan un sistema tan complejo para
controlar la ingesta de alimentos, impulsado por hormonas”, explica
Joseph Proietto, profesor de Medicina de la Universidad de
Melbourne.
Parece que las hormonas actúan como mensajeros químicos entre el cuerpo y el cerebro que coordinan nuestro comportamiento alimentario y las elecciones de los alimentos.
Estas hormonas circulan en la sangre y provienen de tejidos de varias partes del cuerpo que se ocupan de la ingesta y el almacenamiento de energía, incluido el intestino (que recibe y digiere alimentos), el tejido graso (que almacena la energía como grasa) y el páncreas (que produce hormonas que participan en el almacenamiento de energía, como la insulina).
Algunas hormonas son responsables de estimular el hambre (llamémoslas “hormonas del hambre”) mientras que otras son responsables de hacernos sentir llenos (llamémoslas “hormonas de la saciedad”).
A continuación se muestra una visión general simplificada de las
hormonas implicadas en la regulación del apetito. En esta se puede ver
dónde liberan las diferentes hormonas en el cuerpo y cómo afectan
al apetito.
Una vez lleno, el estómago reduce nuestro deseo de comer produciendo menos cantidad de la hormona del hambre y enviando un mensaje al cerebro para que dejemos de comer. Al mismo tiempo, los niveles de hormonas de la saciedad aumentan después de una comida y alcanzan un pico entre 30 y 60 minutos después.
Esta interacción dinámica de los mensajes de las hormonas del hambre
y la saciedad ayuda a nuestro cerebro a regular nuestro comportamiento
alimentario. Otro conjunto de hormonas puede orientar
nuestras elecciones de los alimentos y
motivarnos a comer incluso en ausencia de hambre física.
Esto es solo para fines de concienciación sobre la enfermedad. Por favor, hable con su médico o profesional sanitario si tiene alguna pregunta y siga sus consejos.
Parece que los niveles hormonales también cambian cuando perdemos peso. Varios estudios han descubierto que la pérdida de peso inducida por la dieta se asocia con cambios hormonales que favorecen la recuperación del peso.
Después de la pérdida de peso, los niveles de hormonas de la saciedad disminuyen y los niveles de hormonas del hambre aumentan. Estos cambios conducen a un aumento persistente del hambre, a una menor sensación de saciedad y a la quema de menos calorías. Estos cambios pueden durar hasta tres años y probablemente sean parte de la razón por la que 8 de cada 10 personas terminan recuperando el peso perdido a largo plazo.
Es importante recordar que no podemos controlar nuestras hormonas.
Cuando tenemos hambre, es muy difícil no comer, por mucho que no
queramos. Sin embargo, aprender cómo funcionan nuestras hormonas puede
ayudarnos a entender qué tipos de intervenciones y estrategias pueden
ser necesarias para controlar nuestro peso de manera efectiva.
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