- Hall KD, Kahan S. Maintenance of Lost Weight and Long-Term Management of Obesity Med Clin N Am 102 (2018) 183–197 https://doi.org/10.1016/j.mcna.2017.08.012
- Berthoud HR at el. Blaming the Brain for Obesity: Integration of Hedonic and Homeostatic Mechanisms, Gastroenterology 2017;152:1728–1738
- Hall KD et al. Dynamic Interplay Among Homeostatic, Hedonic, and Cognitive Feedback Circuits Regulating Body Weight. Am J Public Health. 2014; 104:1169–1175.
- Freedhoff Y; S AM. Best Weight: a Practical Guide to Office-Based Obesity Management. Canadian Obesity Network; 2010.
Las secuelas de una dieta: el peso aumenta, la autoestima baja
Por el Dr. Michael Vallis, agosto de 2020
Soy psicólogo y me gusta preguntar “por qué”: ¿Por qué seguimos creyendo en esto? Al parecer, lo hacemos de manera natural. Si tenemos un problema, queremos una solución. Cuanto mayor es el problema, más rápido queremos una solución. Es una respuesta natural, lo que llamamos motivación de escape (“Teletranspórtame, Scotty”, para los fanáticos de la serie original de Star Trek); queremos dejar de sentir dolor. Queremos la solución, la cura.
El problema es que hemos abordado la pérdida de peso como si fuera cierto que podemos bajar todo el peso que queramos. Dime que no has pensado en alcanzar tu peso objetivo o tu peso ideal. La ciencia opina diferente. El peso no es un comportamiento y no se puede controlar como tal. El apetito está regulado por hormonas y funciones cerebrales complejas y el cuerpo se resiste fuertemente la pérdida de peso. La ciencia de la obesidad como afección médica relata una historia de superación que es completamente opuesta a lo que escuchamos en los medios y a lo que hemos estado haciendo en el pasado.
El resultado de esto son dos consecuencias desafortunadas. En primer lugar, las personas que viven con exceso de peso y desean perder kilos pesan más ahora que cuando comenzaron sus esfuerzos para bajar de peso. ¿No te parece triste? La biología ha provocado el fracaso del sistema. En segundo lugar, vemos que esta experiencia de fracasos en la pérdida de peso ha tenido un impacto psicológico extremadamente negativo. En la mayoría de las personas, su autoestima se lleva la peor parte. La narrativa siempre ha sostenido que el peso es controlable y que lo único que necesitas es la fuerza de voluntad para comer menos y hacer más ejercicio. Tan simple como eso.
Entonces, si no obtienes el resultado esperado (lo cual no sería una sorpresa considerando nuestra genética, biología, entorno y estilo de vida), supongo que eso te convierte en… Y ahí va, otro golpe a tu autoestima.
Esta tortura debe detenerse. El peso no es un comportamiento y el tamaño del cuerpo no es un pecado. Hay personas de distintos tamaños, formas y colores. ¡Una talla no se adapta a todos! Creo que es muy importante que todos nosotros, seamos profesionales sanitarios o ciudadanos, aceptemos la diversidad corporal. Si podemos promover la obesidad como una afección médica, y no como un número en una balanza, podemos ayudar.
La obesidad es la consecuencia del exceso de tejido adiposo (grasa) que afecta la salud, las funciones y la calidad de vida. Tu peso no define tu valor. El concepto del Mejor peso me parece útil. El Mejor peso es el peso que puedes alcanzar y mantener mientras vives de forma saludable y feliz. Si no puedes alcanzar ese peso, si no puedes mantenerlo, si necesitas hacer algo poco saludable para alcanzarlo o si alcanzarlo te hace sentir mal, NO es tu mejor peso.
Imagina un mundo en el que no le diésemos valor al peso corporal. Ese sería un mundo mejor. Aún podemos promover un peso saludable y, de hecho, podemos tener más éxito al apoyar cantidades moderadas de pérdida de peso de sostenida.
Creo que a medida que avanzamos, es hora de enfocarnos en promover el mejor peso saludable y una autoestima positiva. Dado que somos seres sociales, lo que los demás piensan de nosotros es y siempre será importante. Pero tiene que haber un límite para esto. Conforme nos desarrollamos como sociedad, tenemos la opción de reexaminar las creencias que se han introducido en nuestras culturas. Es probable que seas demasiado joven para recordarlo, pero la norma cultural respecto de la delgadez, especialmente en las mujeres, no ha existido siempre.
En la década de 1960, surgió una modelo joven, súper delgada, conocida como Twiggy (adelante, búscala en internet). Antes de esa época, la figura femenina deseada era más curvilínea (piensa en Marilyn Monroe). ¿No hemos crecido como sociedad para aceptar la diversidad? Hoy, al igual que antes, podemos elegir; no tenemos que vivir nuestra vida de acuerdo con un estándar impuesto por otros. Realmente espero que, a medida que desarrollemos tratamientos para la obesidad que sean de más apoyo y se basen en evidencias, también proporcionemos un contexto para promover una percepción positiva de uno mismo.
¿Qué es la autoestima? La autoestima es el aprecio que tienes por ti
mismo; lo siento si suena tan simple. De hecho, en cierta forma, hasta
podría ser más simple. La autoestima es algo entre tú y tú. Suelo
recordarles a las personas que veo en mi consulta lo
siguiente:
• La autoestima no se puede ganar
• La autoestima no se puede dar
• La autoestima no se puede tomar prestada
• La autoestima no se puede descargar
• La autoestima no se puede comprar
• La autoestima SIEMPRE se puede RECUPERAR
Si tenemos éxito ayudando a las personas a cambiar la narrativa del control de la obesidad respecto de los mitos de comer menos y moverse más, podríamos tener más éxito en aceptar la diversidad corporal y respetar a los demás. Te animo a valorar el cuerpo en el que naciste, a valorar los logros que puedas alcanzar y a reclamar el valor y la dignidad que son inherentes a ti.
Bajo peso — IMC 10.0-18.5
Estar por debajo del peso apropiado podría ser un signo de que no comes lo suficiente o de que puedes estar enfermo. Si estás por debajo del peso apropiado, contacta con tu médico de cabecera para una evaluación adicional.
Peso normal — IMC 18.5-25.0
La comunidad médica recomienda que mantenga su peso dentro de este rango.
Preobesidad — IMC 25.0-30.0
* El término “preobesidad” fue clasificado anteriormente como “sobrepeso” por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Las personas que se ubican en esta categoría pueden correr el riesgo de desarrollar obesidad. También podrían correr el riesgo de desarrollar otros problemas de salud, o de que sus problemas de salud actuales puedan empeorar. La recomendación es consultar a un médico con experiencia en el control de la obesidad.
Hay dos recomendaciones para las personas que se ubican en la categoría de preobesidad, las cuales están recogidas en las guías clínicas europeas y estadounidenses para el control de la obesidad en adultos.
La recomendación para las personas con un IMC de entre 25,0 y 29,9 y quienes no tienen problemas de salud relacionados con el peso (es decir, presión arterial o colesterol alto) es impedir el aumento de peso mediante alimentación saludable y aumento de la actividad física.
Para personas con un IMC entre 27 y 29,0 y que también tengan problemas de salud relacionados con el peso, la recomendación es bajar de peso combinando intervenciones de estilo de vida y medicamentos contra la obesidad para lograr la pérdida de peso y mejorar la salud y la calidad de vida.
Obesidad de tipo I — IMC 30.0-35.0
Las personas con un IMC igual o superior a 30 pueden tener obesidad, que se define como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede dañar la salud. Hoy en día, numerosas organizaciones de salud reconocen la obesidad como una enfermedad crónica pero controlable.
La Organización Mundial de la Salud y otras organizaciones de salud distinguen tres clases de obesidad:
Clasificación de la obesidad | IMC |
Clase I | 30,0–34,9 |
Clase II | 35,0–39,9 |
Clase III | Por encima de 40 |
Los rangos del IMC se basan en el efecto que tiene la grasa corporal excesiva en la salud de la persona, la expectativa de vida y el riesgo de desarrollar enfermedades; a medida que el IMC aumenta, también aumenta el riesgo de padecer algunas enfermedades.
Se recomienda que las personas con un IMC igual o superior a 30 consulten a un médico con experiencia en el control de la obesidad para obtener un diagnóstico, una evaluación de los riesgos y el tratamiento de la obesidad y de las complicaciones de salud relacionadas con el peso.
El objetivo de controlar y tratar la obesidad no es simplemente bajar de peso, sino mejorar la salud y reducir los riesgos de otras complicaciones de salud. Perder incluso una modesta cantidad de peso, como el cinco por ciento del peso corporal o más, y mantener esta pérdida de peso, puede mejorar el bienestar general y, al mismo tiempo, reducir el riesgo de sufrir complicaciones relacionadas con el peso.
Existe una variedad de opciones de tratamiento científicamente probadas para la obesidad que pueden recomendarse según las necesidades individuales, la salud y la presencia o ausencia de complicaciones relacionadas con el peso. El tratamiento puede incluir una combinación de las siguientes opciones**:
Aumento de la actividad física
Reemplazos de comidas/dietas bajas en calorías
Medicamentos contra la obesidad
* La cirugía bariátrica generalmente se considera para personas con un IMC de más de 35 que también presentan complicaciones relacionadas con el peso. También se considera generalmente para personas con un IMC de 40 o más.
** Exención de responsabilidad: Esta información no sustituye el asesoramiento de un médico. Si tiene alguna pregunta sobre su salud, debe comunicarse con su médico de cabecera u otro proveedor de cuidado de la salud calificado.
Obesidad II — IMC 35.0-40.0
Las personas con un IMC igual o superior a 30 pueden tener obesidad, que se define como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede dañar la salud. Hoy en día, numerosas organizaciones de salud reconocen la obesidad como una enfermedad crónica pero controlable.
La Organización Mundial de la Salud y otras organizaciones de salud distinguen tres clases de obesidad:
Clasificación de la obesidad | IMC |
Clase I | 30,0–34,9 |
Clase II | 35,0–39,9 |
Clase III | Por encima de 40 |
Los rangos de IMC se basan en el efecto que tiene la grasa corporal excesiva en la salud de la persona, la expectativa de vida y el riesgo de desarrollar enfermedades; a medida que el IMC aumenta, también aumenta el riesgo de padecer algunas enfermedades.
Se recomienda que las personas con un IMC igual o superior a 30 consulten a un médico con experiencia en el control de la obesidad para obtener un diagnóstico, una evaluación de los riesgos y el tratamiento de la obesidad y de las complicaciones de salud relacionadas con el peso.
El objetivo de controlar y tratar la obesidad no es simplemente bajar de peso, sino en cambio, mejorar la salud y reducir los riesgos de otras complicaciones de salud. Perder incluso una modesta cantidad de peso, como el cinco por ciento del peso corporal o más, y mantener esta pérdida de peso, puede mejorar el bienestar general y, al mismo tiempo, reducir el riesgo de sufrir complicaciones relacionadas con el peso.
Existe una variedad de opciones de tratamiento científicamente probadas para la obesidad que pueden recomendarse según las necesidades individuales, la salud y la presencia o ausencia de complicaciones relacionadas con el peso. El tratamiento puede incluir una combinación de las siguientes opciones**:
Aumento de la actividad física
Reemplazos de comidas/dietas bajas en calorías
Medicamentos contra la obesidad
* La cirugía bariátrica generalmente se considera para personas con un IMC de más de 35 que también presentan complicaciones relacionadas con el peso. También se considera generalmente para personas con un IMC de 40 o más.
** Exención de responsabilidad: Esta información no sustituye el asesoramiento de un médico. Si tiene alguna pregunta sobre su salud, debe comunicarse con su médico de cabecera u otro proveedor de cuidado de la salud calificado.
Obesidad III — IMC 40.0-50.0
Las personas con un IMC igual o superior a 30 pueden tener obesidad, que se define como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede dañar la salud. Hoy en día, numerosas organizaciones de salud reconocen la obesidad como una enfermedad crónica pero controlable.
La Organización Mundial de la Salud y otras organizaciones de salud distinguen tres clases de obesidad:
Clasificación de la obesidad | IMC |
Clase I | 30,0–34,9 |
Clase II | 35,0–39,9 |
Clase III | Por encima de 40 |
Los rangos de IMC se basan en el efecto que tiene la grasa corporal excesiva en la salud de la persona, la expectativa de vida y el riesgo de desarrollar enfermedades; a medida que el IMC aumenta, también aumenta el riesgo de padecer algunas enfermedades.
Se recomienda que las personas con un IMC igual o superior a 30 consulten a un médico capacitado en el control de la obesidad para obtener un diagnóstico, una evaluación de los riesgos y el tratamiento de la obesidad y de las complicaciones de salud relacionadas con el peso.
El objetivo de controlar y tratar la obesidad no es simplemente bajar de peso, sino mejorar la salud y reducir los riesgos de otras complicaciones de salud. Perder incluso una modesta cantidad de peso, como el cinco por ciento del peso corporal o más, y mantener esta pérdida de peso, puede mejorar el bienestar general y, al mismo tiempo, reducir el riesgo de sufrir complicaciones relacionadas con el peso.
Existe una variedad de opciones de tratamiento científicamente comprobadas para la obesidad que pueden recomendarse según las necesidades individuales, la salud y la presencia o ausencia de complicaciones relacionadas con el peso. El tratamiento puede incluir una combinación de las siguientes opciones**:
* La cirugía bariátrica generalmente se considera para personas con un IMC de más de 35 que también presentan complicaciones relacionadas con el peso. También se considera generalmente para personas con un IMC de 40 o más.
** Exención de responsabilidad: Esta información no sustituye el asesoramiento de un médico. Si tiene alguna pregunta sobre su salud, debe comunicarse con su médico de cabecera u otro profesional sanitario cualificado.
Referencias
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