Conoce cómo las hormonas guían nuestro apetito y conducta alimentaria
Conoce cómo la hormona del hambre guía nuestro apetito y afecta nuestro organismo biológicamente al engordar o adelgazar alterando nuestras hormonas
Hay muchas razones por las que aumentamos y controlamos el peso. A veces, estas razones tienen que ver con cómo nos sentimos. Comer para sentirnos mejor se conoce comúnmente como alimentación emocional, y es el motivo por el que a veces necesitamos apoyo psicológico además de asesoramiento dietético.
Tu cuerpo y tu mente están profundamente conectados. Piensa en cómo reacciona tu cuerpo de inmediato cuando te pones nervioso o ansioso: Las palmas de las manos sudan, sientes sed y puedes tener dificultad para respirar.
Pero lo que sucede dentro de la cabeza también puede tener efectos a
más largo plazo: puede aumentar el riesgo de desarrollar problemas de
salud. Incluso puedes experimentar barreras emocionales para perder
peso y tener un mayor riesgo de desarrollar obesidad. Por eso, es
importante ser consciente de que los sentimientos desempeñan un papel
importante en la pérdida, el aumento y el control de tu peso.
Ninguno de nosotros puede estar alegre y feliz todo el tiempo; es natural sentirse triste, cansado, enfadado, aburrido, ansioso o solo. Todos encontramos diferentes formas de lidiar con sentimientos negativos o incómodos. Por ejemplo, algunos pueden hacer maratones de series de televisión en lugar de dormir lo que necesitan. Otras personas pueden recurrir a fumar, beber o hacer compras para sobrellevarlo.
Algunas personas usan la comida para lidiar con situaciones y sentimientos difíciles cuando nada más funciona. Comer en exceso o comer alimentos sabrosos y ricos en energía puede ser una forma de aliviar la presión o distraerse. Los psicólogos llaman a este comportamiento alimentación emocional. Todos lo hacemos a veces, y algunos más que otros.
El estrés y otros sentimientos negativos pueden hacer que recurra a
la comida como fuente de alivio. También lo pueden provocar los
acontecimientos importantes de la vida, como formar una familia,
cambiar de trabajo o mudarse de casa. Puede que la alimentación
emocional funcione y te haga sentir mejor a corto plazo. Sin embargo,
con el tiempo, puede convertirse en un verdadero problema. Y cuando
estas tratando de controlar tu peso, el comer puede ser una de las
barreras emocionales para perder peso.
Una vez que se forma el hábito de comer por causas emocionales, a menudo este puede convertirse en un problema importante. Tus emociones también pueden llegar a estar tan ligadas a tus hábitos alimentarios que comas siempre que estés estresado o triste sin ni siquiera pensarlo. Muchos comedores emocionales dicen que se siente como cualquier otra adicción, como fumar.
Esto puede crear un círculo vicioso. Empieza cuando comes para calmar tus emociones, lo que produce un alivio temporal. Pero después, te sientes mal o avergonzado por comer en exceso, lo que hace que vuelvas a empezar el ciclo.
El ciclo también está impulsado por las experiencias negativas que son comunes en las personas que viven con obesidad. Las personas que viven con obesidad a menudo se sienten rechazadas por la sociedad. También pueden sentir que no reciben el apoyo o la comprensión que necesitan de su familia, amigos o médicos. Romper el ciclo de la alimentación emocional y otras barreras emocionales para perder peso o tener un control del peso, puede ser difícil en estas condiciones.
En este vídeo, Audrey Roberts habla sobre el estigma al que se
enfrenta cada día como persona con obesidad.
La alimentación emocional no solo está causada por las complicaciones de la vida diaria. Esta puede incluso ser una respuesta a acontecimientos de los primeros años de vida, como un trauma infantil.
Así le ocurrió a Vicki Mooney, que recurrió a la comida para sobrellevar su infancia en un hogar con un padre maltratador. Cuando tenía 28 años, pesaba 180 kilos.
“Para lidiar con el trauma, me comía una tableta de chocolate. Me iba a mi habitación, a pesar de estar pasando por esas emociones, sentimientos y dolor, me comía mi tableta de chocolate, que me hacía sentir algo de alivio”, dice.
Puede obtener más información sobre la trayectoria de Vicki, que
pasó de comer para buscar alivio emocional a hacer de modelo de tallas
grandes, aquí.
La alimentación emocional puede hacer fracasar sus esfuerzos por perder o controlar tu peso. Pero puede recuperar el buen rumbo.
Puede que te tranquilice saber que hacer incluso pequeños cambios en cómo vives y piensas puede tener un enorme impacto positivo en tu bienestar mental. A veces solo necesitamos el punto de vista de otra persona para ver los cambios que debemos hacer y cómo hacerlos. Esa persona puede ser un amigo, un familiar o un psicólogo.
Para disminuir o detener la alimentación emocional, puedes comenzar por analizar el origen de tus emociones negativas. A veces, simplemente descubrir lo que son puede ser un paso importante para superar las barreras emocionales para perder peso. Un psicólogo puede guiarte en este viaje.
Otro enfoque es cambiar la forma en que respondes a tus sentimientos. Puedes aprender y practicar estrategias para controlar el estrés y otras barreras emocionales para la pérdida de peso. Si necesitas más apoyo, la terapia conductual puede ayudarte a comprender y cambiar los patrones de pensamiento, alimentación y actuación poco saludables.
Para comenzar, alíate con tu médico u otros profesionales sanitarios de confianza (como profesionales especializados en la obesidad).
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